¿Quién no ha visto en el transporte publico a alguien leyendo un libro electrónico?
Es una nueva tecnología que sustituye al clásico libro; con su portada y su olor característico.
Todos coincidimos en que un libro electrónico -si sabes usarlo- es mucho más ligero, portátil y cómodo que el libro tradicional, incluso nos permite tener más de un libro en el bolso o mochila por el mismo peso y espacio. También podemos marcar la última página leída sin tener que depender de un marca-páginas o sin tener que doblar la esquina del libro. Porque, admitámoslo, todos lo hemos hecho alguna vez.
En cambio, un libro tradicional nos permite tocarlo, pasar sus hojas; que también ésta acción forma parte de la lectura de un libro, su olor a nuevo, o incluso a viejo, nos hace sentir que estamos metidos dentro de él. Es más personal que una gélida pantalla anti-brillo de los libros electrónicos.
Personalmente prefiero un libro tradicional, no corre el riesgo de que al romperse, no se pueda leer. Tampoco depende de una batería interna que nos deje tirados justo en el capítulo más interesante de la trama, y si se rompe una página, se pega con celo, no hace falta que compremos otro. Es más económico.
Siempre habrá personas que elijan antes un libro tradicional que uno electrónico, incluso que los coleccionen. No deberíamos preocuparnos por su desaparición. Deberíamos preocuparnos por su compra y su lectura, para que las futuras generaciones no se sorprendan al ver uno.
Desubicated
Es una nueva tecnología que sustituye al clásico libro; con su portada y su olor característico.
Todos coincidimos en que un libro electrónico -si sabes usarlo- es mucho más ligero, portátil y cómodo que el libro tradicional, incluso nos permite tener más de un libro en el bolso o mochila por el mismo peso y espacio. También podemos marcar la última página leída sin tener que depender de un marca-páginas o sin tener que doblar la esquina del libro. Porque, admitámoslo, todos lo hemos hecho alguna vez.
En cambio, un libro tradicional nos permite tocarlo, pasar sus hojas; que también ésta acción forma parte de la lectura de un libro, su olor a nuevo, o incluso a viejo, nos hace sentir que estamos metidos dentro de él. Es más personal que una gélida pantalla anti-brillo de los libros electrónicos.
Personalmente prefiero un libro tradicional, no corre el riesgo de que al romperse, no se pueda leer. Tampoco depende de una batería interna que nos deje tirados justo en el capítulo más interesante de la trama, y si se rompe una página, se pega con celo, no hace falta que compremos otro. Es más económico.
Siempre habrá personas que elijan antes un libro tradicional que uno electrónico, incluso que los coleccionen. No deberíamos preocuparnos por su desaparición. Deberíamos preocuparnos por su compra y su lectura, para que las futuras generaciones no se sorprendan al ver uno.
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